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Historia del Santo Rosario

Bendiciones que recibimos

El rezo del Santo Rosario tiene sus raíces en torno al año 800, en los entornos de los monasterios, como una versión adaptada del Salterio para los laicos. Dado que la mayoría de los laicos no sabía leer, se les enseñó a recitar 150 Padres Nuestros, en paralelo con la práctica de los monjes que rezaban los 150 Salmos. Con el tiempo, se desarrollaron tres tipos de oraciones adicionales: 150 Avemarías, 150 alabanzas en honor a Jesús y 150 alabanzas en honor a María.

En 1365, se produjo una fusión de estos cuatro conjuntos de oraciones, dividiendo las 150 Avemarías en 15 grupos de diez, y se añadió un Padre Nuestro al comienzo de cada grupo. Posteriormente, en el año 1500, se asoció la meditación de un hecho de la vida de Jesús o María con cada uno de estos grupos, dando lugar al Rosario tal como lo conocemos hoy, con quince misterios.

La palabra “Rosario” tiene un significado especial, ya que se traduce como “Corona de Rosas”. Según revelaciones de la Virgen María, cada vez que se reza un Ave María, se le ofrece una rosa, y por cada Rosario completo se le otorga una corona de rosas. La rosa, considerada la reina de las flores, simboliza la importancia suprema del Rosario como la más destacada de todas las devociones.

El Santo Rosario es considerado la oración perfecta, ya que a través de él, meditamos en la majestuosa historia de nuestra salvación, contemplando los misterios de gozo, dolor y gloria de Jesús y María. Es una oración humilde y sencilla, similar a la actitud de María. Cuando rezamos el Ave María, invitamos a María a unirse a nuestras peticiones, y su intercesión es poderosa ya que Jesús raramente rechaza las peticiones de su madre.

María ha instado en numerosas apariciones a rezar el Rosario como un arma poderosa contra las fuerzas malignas y como medio para obtener la verdadera paz.

El Rosario se compone de dos componentes esenciales: la oración mental y la oración verbal. La oración mental implica meditar en los principales misterios o eventos de la vida, muerte y gloria de Jesucristo y su Madre Santísima. La oración verbal se manifiesta en la recitación de quince decenas (un Rosario completo) o cinco decenas de Ave Marías, con cada decena precedida por un Padre Nuestro, mientras meditamos en los misterios.

La Iglesia Católica recibió el Rosario en su forma actual en el año 1214, en una aparición milagrosa en la que la Virgen María se le entregó a Santo Domingo como un arma poderosa para la conversión de los herejes y pecadores de la época. Desde entonces, su devoción se ha difundido rápidamente por todo el mundo, acompañada de resultados asombrosos y milagrosos.

El Papa Juan Pablo II introdujo una adición significativa al Santo Rosario en 2002 al añadir los “Misterios Luminosos” o “Misterios de la Luz”. Estos misterios se sumaron a los tradicionales misterios gozosos, dolorosos y gloriosos, enriqueciendo aún más esta devoción.

Los Misterios Luminosos se centran en aspectos de la vida de Jesús que no estaban incluidos en los misterios originales del Rosario, y están diseñados para ayudar a los fieles a meditar en momentos clave del ministerio público de Jesús.

La adición de estos Misterios Luminosos fue un esfuerzo por enriquecer la meditación del Rosario, proporcionando momentos adicionales de contemplación de la vida de Jesús y su mensaje. Esta inclusión permitió a los fieles católicos profundizar aún más en su relación con Cristo a través de esta antigua y significativa devoción mariana.